Buscando en el Baúl de los recuerdos, he encontrado este viejo carnet, con las huellas del tiempo sobre él. No es el del Frente de Juventudes que no tuve. Es el de la Biblioteca Pública Municipal de Totana, con el número 143 y con el DNI de mi padre (yo,por entonces, no tenía), cuando no iba la letra, firmado por la excelente bibliotecaria; María Lourdes Martínez.
Al principio, la biblioteca se instaló en la parte baja del Ayuntamiento y se entraba por la calle Mayor Sevilla. Ese espacio, que después albergó el Juzgado (cuando la Biblioteca se trasladó a la Cárcel), es pequeño para los libros y mesas que ocupaban en aquellos tiempos. A veces pienso que el espacio ha menguado, pues en mi imaginación era mucho más amplio.
Muchas tardes, esperaba sentado en los Poyos de la Iglesia que Lourdes abriese para "devorar" aquellos libros que me transportaban a lugares muy lejanos. Julio Verne y sus 20.000 leguas en viaje Submarino, las Aventuras de Guillermo el Travieso, Tintin y tantos libros de aventuras recomendados por Lourdes.
También los dias de lluvia (como hoy) me refugiaba en la Biblioteca para leer y percibir algunas sensaciones únicas que se mantienen en mi cerebro. El olor de los libros, la estufa de leña crepitando con el fuego, el silencio que podía "escucharse", los cristales de las ventanas donde rompían las gotas de lluvia o el intenso e inconfundible perfume de Lourdes, la Bibliotecaria, a la que tenía una "Devoción Platónica" por su atención y amabilidad, a pesar de dar la impresión de ser seria y severa cuando siseaba, reclamando silencio para concentrarnos en la lectura.
Publicado por Juan José Cánovas el 27 de enero de 2016