Excelente libro de Cánovas Mulero

Hace años que vengo estudiando la historia de Totana y todo cuanto me acerque a ella y hace años encontré un apasionante personaje llamado Silvestre Martínez Teruel, un hombre tan polivalente que asombra su capacidad y la calidad de sus trabajos, lo que hace pensar que era un perfeccionista y con una gran formación. Luego supe que las hermanas pintoras eran sus hijas, sin embargo tanto del padre como de las hijas los datos estaban muy dispersos y resultaban confusos, por cuya razón hacía falta un serio trabajo de investigación para poner en claro una biografía de esta familia y una evaluación de su extensa obra.

Encontraba los datos en diferentes trabajos, pero faltaba una historia completa en la que se pusieran negro sobre blanco todos los datos que se pudieran encontrar sobre ellos, labor ardua y difícil para la que hacían falta grandes conocimientos de historia, la metodología para hacerlo y la paciencia jobiana de un estudioso incansable.

No podía ser otro más enamorado de su ciudad ni más estudioso que Juan Cánovas Mulero quien ha debido trabajar durante años para poner en nuestras manos uno de los mejores trabajos que he visto en los últimos tiempos. Ha trabajado durante años y tejido con minuciosidad este encaje de bolillos, esta gran obra de la forma en que suele trabajar: Con rigurosidad y buscando los documentos originales, que en este caso estaban muy dispersos y hacía falta muchísimo tiempo para recopilarlos, analizarlos e historiarlos.

Este libro titulado "Una familia de artistas totaneros en los siglos XVII y XVIII" que he terminado de leer con verdadera fruición nos muestra un interesante clan familiar totanero en la que sobresale poderosamente una figura del Renacimiento en el siglo XVIII, Silvestre Martínez Teruel, un hombre polifacético que lo hacía todo bien, desde ser relojero a albañil, ingeniero, campanero, restaurador, carpintero, escultor y todo aquello que hiciera falta.

Con bella y elegante prosa nos desgrana infinidad de actuaciones de Martínez Vélez, su hijo y sus nietas, con una soberbia indagación sobre la obra de todos ellos, incluso la desaparecida que no es poca. Estos trabajos son los que dignifican a los historiadores, la rigurosidad, el callado trabajo y ponerlo a disposición de los interesados de forma desinteresada, lo que demuestra su grandeza de alma.

Creo sin duda que este es posiblemente uno de los mejores libros, por su enorme dificultad, que se ha escrito sobre Totana y animo a todos a leerlo, ya que encontrarán una interesante familia en la que hay que destacar a Silvestre Martínez Teruel, un hombre de difícil catalogación por la amplitud de sus conocimientos y la realización de sus obras con la escasez de técnica que había en el siglo XVIII.

El libro tiene una muy cuidada edición, lujosamente encuadernado, de excelente calidad y presentación que es el perfecto marco para un trabajo tan importante, algo que hay que agradecer a la Concejal de Cultura, Verónica Carricondo, pues ha echado el resto en esta edición y ha posibilitado que el trabajo esté en nuestras manos.

Quiero desde estas líneas aconsejar a todos los totaneros interesados en su historia que adquieran un ejemplar y lo lean detenidamente porque tendrán en sus manos un excelente trabajo sobre nuestra o devenir artístico.

Y, naturalmente, dar las gracias a Juan Cánovas Mulero por darnos a conocer este magnífico trabajo tan necesario para todos, con mi mayor aplauso.

Juan Ruiz García

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